quarta-feira, 22 de fevereiro de 2017

DEL LADO DE LA LUZ

Miro la tumba de mi madre y creo
que no debe de estar debajo de la tierra.
Siempre le horrorizaron los espacios oscuros.
Tan pequeña de cuerpo, se ha debido
escapar por los huecos
que entre el cemento dejan los ladrillos
o por alguna de las
rendijas de la caja, ventanas a la aurora.
O, quizás, por lo inquieta que siempre fue, ha tomado
el secreto camino que ofrecen las raíces
del rosal, del ciprés o el crisantemo,
y andando y desandando
por sendas donde nace la vida de las flores
ha llegado hasta el tronco
y, luego, hasta las ramas
y, después, a la flor, y se ha escapado
en las alas fecundas de alguna mariposa.
O, tal vez, nunca ha estado
allí, sino que el día,
ese día en que todos dijimos que había muerto,
no fue verdad. Tan sólo se había ido
de su cansado cuerpo para vernos
desde la luz más claramente.


Joaquín Benito de Lucas